Hasta ahora la relación entre el diseño y la accesibilidad no ha sido todo lo constructiva que podríamos desear. En la práctica está siendo una senda tortuosa que cada vez en un espectro mayor ofrece resultados satisfactorios, las menos de las veces emergen soluciones interesantes que ofrecen un valor añadido, pero que comunmente se está aceptando como una imposición incomoda. Es frecuente ver cómo se trasladan de manera forzada, soluciones accesibles a la comunidad de diversidad funcional, en los proyectos y desarrollos producidos por arquitectos, técnicos y diseñadores.
Más incómodo resulta ver como las adaptaciones de accesibilidad, a menudo, son entendidas como unas impuestas condiciones legales a cumplir y sufren la falta de eficacia de aquellos que las promueven. De manera que no es dificil ver rampas imposibles de utilizar en comunidades de vecinos o bordillos dificilmente asumibles por una silla de ruedas en las calles o entradas a locales de nuestro barrio.
Creo que se pasa por alto con freuencia que la accesibilidad es una garantía de diseño fundamental. Pero sus efectos callan en un primer momento, apenas se ven. Pero dada la ocasión, nosotros mismos y nuestra comunidad somos quienes podemos beneficiarnos, en el caso de sufrir algún tipo de lesión o en el que recibamos a personas dependientes o cuando acompañamos a alguien con algún tipo de minusvalía. La calidad del diseño accesible se pone a prueba en el día a día, y es deseable que el nivel cualitativo del diseño asuma las necesidades de accesibilidad de manera natural, asumiendo el valor de este concepto como representación, que podemos entender como democrática y a favor de una constructiva convivencia social.
En este sentido las normativas de accesibilidad están sirviendo para suscitar y concienciar a los profesionales de estas potencialidades. Las normativas, sin embargo, aún llevan un corto recorrido de implantación y como ha sucedido con otras muchas "recetas legales", las normativas de accesibilidad aún tienen que madurar. Y serán necesariamente los profesionales, los que a través de su afán de mejora y las aportaciones de sus experiencias, quienes puedan contribuir a ir desarrollando una normativa optimizada, más eficaz y quizás mas concreta.
El presente nos brinda una oportunidad a todos y especialmente a los profesionales de la península ibérica. Hemos conocido el inicio de una sensibilidad hacia diversidad funcional y hacia las personas dependientes que podemos convertir en un camino para mirar al futuro. Si desarrollamos diseños atractivos y sugerentes que asuman de manera natural las necesidades de accesibilidad de todo tipo, estaremos desarrollando diseños de alto valor añadido y por lo tanto la oportunidad de negocio estará rotundamente presente.
Y más sabiendo que la demanda de este producto en nuestro país y en Europa es cada vez mayor. En una sociedad que cada vez se ve más envejecida, en tantas economías emergentes que en estos momentos sus clases más adineradas demandan estos servicios y que a medida que pase el tiempo demandarán el resto de la sociedad, los diseños atractivos y sugerentes que se desarrollen con naturalidad atendiendo a las necesidades de accesibilidad total serán más apreciados y cotizados.